El rasvelgar es una temible criatura natal de los planos del caos. Un ave de guerra que recuerda a un grifo con rasgos de murciélago, de pelaje negro y largas alas membranosas. Su cabeza consta de un pico como el de un grifo del que surge una larga lengua, en la parte de atrás de la cabeza tiene dos grandes orejas y sus ojos brillan con un tétrico color rojizo. Se posa sobre cuatro patas similares a las de un gran felino y sus zarpas acaban en fuertes garras capaces de asir a su víctima de forma segura para llevárselo volando hasta su guarida.
Los rasvelgar tienen una limitada inteligencia, les resulta imposible hablar pero entienden perfectamente los lenguajes del caos. Entre ellos se comunican con graznidos y silbidos que emiten desde el fondo de sus gargantas. Este "lenguaje" puede llegar a ser comprendido por una persona si esta pasa el suficiente tiempo entre estas craituras, aunque se trata de un habla imposible de pronunciar para la gran mayoría de las especies. Una excepción a esto son los ávisos, conocidos por ser capaces de pronunciar cualquier lenguaje audible.
Un rasvelgar no es excesivamente agresivo por natureleza, pero en su entorno natural pueden ser caprichosos y territoriales. Un rasvelgar domado para ejercer como montura o compañero, será igualmente caprichoso, pero dejará a un lado sus tendencias territoriales y tolerará la presencia de gente mientras no resulten hostiles. Los rasvelgar poseen la cualidad innata de detectar el caos, y solo se dejan montar por gente de extremo alineamiento caótico.
Inspiración[]
El rasvelgar está inspirado en una figura de la mitología nórdica conocida como Hræsvelgr (Aspirador de cadáveres). El Hræsvelgr era un gigante con forma de águila que se posaba en el fin del mundo y batía sus alas para generar los vientos del norte. Evidentemente, el rasvelgar no es tan grande como su equivalente nórdico, ni puede generar viento al batir sus alas.